EL “REENCUENTRO” DE LA IZQUIERDA

Manuel Ávalos, analista político, para El Rincón del Chamán.

La confirmación de los “reencuentros” entre los dirigentes del PRD y representantes del gobierno de Miguel Mancera, con algunos liderazgos de tribus “apestados” y prácticamente congelados en su participación de las decisiones fundamentales, como es el caso de su Consejo Nacional, recicla un añejo debate al interior de esta organización, que fue una de las causas de la salida de algunos miembros distinguidos de sus filas, que era la crítica de una conducta política abiertamente contraria a los valores democráticos que pregonaban sus fundadores.

La andanada en contra de quien fuera la principal corriente política del PRD en los gobiernos  de AMLO y de Marcelo Ebrard en la jefatura de gobierno del GDF, el profesor René Bejarano, dirigente de la llamada Izquierda Democrática Nacional (IDN), durante los primeros tres años del gobierno de Miguel Mancera, ferozmente combatido y minado en su fortaleza política y económica, al quitarle la mayoría de las posiciones político-administrativas en el gobierno de la Ciudad de México y en sus 16 delegaciones políticas.

mancera y bejarano

El poderío de IDN que encabezan la pareja de René Bejarano y Dolores Padierna quedó anulado en los comicios de junio del 2015, que propició el fracaso electoral más relevante del PRD en su bastión dorado que se había convertido el gobierno del Distrito Federal, propiciando el ascenso del partido Morena, la naciente organización encabezada por el ex jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador, quien con su natural perspicacia política abandona a su antiguo partido en abierta decadencia moral provocada por la infiltración de grupos e intereses pervertidos por la corrupción y en algunas entidades abiertamente ligados a organizaciones delictivas, pero sobre todo por su participación en el Pacto por México, promovido por el gobierno priista de Enrique Peña Nieto.

La salida de AMLO del PRD y después de Marcelo Ebrard, de Cuauhtémoc Cárdenas y otros más, generó una sangría que aún no termina y que amenaza a la organización a quedar como una verdadera entelequia, pues la nueva dirigencia que encabeza Miguel Basañez difícilmente podrá encontrar la cuadratura al círculo y resolver uno de los hoyos negros del perredismo que es el procesamiento de la selección de candidatos a los diferentes puestos de representación popular.

marcelo

El caso de Oaxaca, quizá la entidad históricamente con mayor identidad ideológica con los partidos de izquierda, la actual dirigencia nacional no pudo procesar de manera hábil y oportuna la elección de su candidato a la gubernatura y se inclinó por el ex priista José Antonio Estefan Garfias, provocando la renuncia del partido del senador Benjamín Robles, quien según los sondeos de preferencias electorales punteaba las encuestas.

Lo paradójico de esto, es que hoy el líder del grupo dueño de la franquicia del PRD, Jesús Ortega, en su colaboración editorial del periódico Excélsior, descubre que “la política está siendo acaparada, monopolizada, concentrada, privatizada entre unos pocos y para beneficio de unos cuantos, así como ha sucedido con otras privatizaciones”… los adinerados, los grandes grupos económicos, también actúan a través del clientelismo electoral. Entregan dinero a sus candidatos y éstos a su vez tratan de ganar votos mediante la entrega de dinero y de otros artículos a los electores. En muchos lugares del país la competencia electoral se reduce —como si fuera una subasta— en ver quién da mayor cantidad de dinero, de despensas, de enseres domésticos a los electores.

Pero este proceso de privatización de la política y de las elecciones no es la única regresión que experimenta nuestro sistema, pues también hay un peligroso fenómeno de enajenación de los partidos políticos que, de ser vehículos para la participación ciudadana en los asuntos públicos; de ser instrumentos para el acceso de la ciudadanía al poder del Estado, se están convirtiendo en entidades privadas. Esto sucede en muchos países y el nuestro no es excepción”. (La enajenación de los Partidos/Jesús Ortega/ Excélsior 1/03/2016)

Sirve esta larga alocución del líder de Los Chuchos, para preguntarle si su reflexión tiene como fin hacer una mea culpa de manera pública o su cinismo perdió todo límite.

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