Ochoa Reza, pastor priista emergente
|La primera tarea que tendrá Enrique Ochoa Reza será calmar las agitadas aguas de los amorcillados priistas, incómodos de que se les imponga la novatez por encima de la carrera partidista.
Y una primera conclusión de la jugada priista de fin de semana en el cambio de su dirigencia, es que no tenían mucho de dónde escoger.
Pero eso sí, ahora los priistas tendrán tiempo para rezar y rezar, dicen los chinchorreros que ven al director de la CFE como un militante que se sale del molde tradicional priista.
El mal timing fue que la decisión se tomó después del aumento de las tarifas eléctricas.
Aquiles Baeza insiste en este decretazo de última hora, refleja que you know who no tenía mucho margen para retomar el control de su partido.
Antes de Ochoa Reza, el prospecto más fuerte que tenían los priistas para la dirección tricolor, era el mismo que va a la cabeza de las encuestas presidenciales de este partido.
Y para variar, la expectativa de que sería Ochoa Reza el nuevo dirigente tricolor, salió de una tradicional filtración.
Lo que no le dijeron al entusiasta michoacano es que se estaba metiendo a la cueva de los lobos, los de adentro y los de los partidos opositores.
Entre Plutarco y Stiglytz
¿Y de dónde salió? En realidad Ochoa Reza es uno de esas personas que llevan al priismo en su ADN, como el célebre personaje El licenciado de Toño Garci. Para acallar a sus detractores, compartió en redes sociales la imagen de una credencial del PRI que en 1991 le firmó Luis Donaldo Colosio.
Lo ven tan novato que cuando presumió los veinticinco años de militancia que consigna esa credencial del PRI, los malosos se preguntaron ¿pues dónde estuvo escondido?
Ochoa Reza es un michoacano brillante. Es economista por el ITAM, abogado por la UNAM y doctor en ciencia política por una universidad en Nueva York. ¿Pero qué tiene que ver con el PRI?
En un “Retrato hablado” publicado en 2014 por Nayeli González en Excélsior, se muestra a un hombre comprometido con la reforma energética. Lo describen como “líder, inteligente, risueño, carismático.” Alumno de Miguel Carbonell, admirador de U2 y Zoé que como cualquier persona se sienta a ver Netflix y la serie House of Cards, seguramente también le apasiona Game of Thrones. Lee a Saramago y a Stigliyz.
Pero cuando le preguntaron cómo se veía en 10 años, Ochoa no dudó en seguirse viendo en el sector público y disfrutando a su familia. Jamás se imaginó que terminaría de pastor de los priistas.
Entonces ¿qué hace en el PRI? El único evento partidista en el que participó fue en 2015 con motivo de los 70 años de la muerte de Plutarco Elías Calles. Fue el orador estrella, acompañando a Manlio Fabio Beltrones. Pero quién se acuerda.
La tradición priista es la disciplina y parece que la decisión ya está tomada, según confirmó Juan Tejones a Aquiles Baeza.
¿Para dónde rema el PRI?
Los líderes de opinión, hacen sus cálculos, consultan brújula y sextante y coinciden en que al PRI le hace falta más que hojalatería y pintura para presentarse como un partido competidor en 2018.
Antes de que se conociera la jugada de perfilar a Ochoa Reza en la dirigencia del tricolor se mencionaba a Miguel Ángel Osorio Chong, José Calzada Rovirosa y al yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín como la terna más sólida.
Claro que a Osorio Chong como hipotético líder del PRI le encontraron dos inconvenientes.
a) Osorio quedaría fuera de las negociaciones con la CNTE y, entonces la cosa se le pondría color de hormiga a Aurelio Nuño. De por si.
b) Sería como decirle adiós a las aspiraciones del hidalguense para competir como candidato en las presidenciales de 2018.
Las últimas semanas se mencionó a Luis Videgaray como opción extrema, pero cada vez suena más fuerte la posibilidad de que se vaya de candidato mexiquense, lo que no gustará a Carolina Monroy y a otros tiradores. Pero en fin.
El caso es que en este escenario, el plurinominal José Antonio Meade regresaría a la Secretaría de Hacienda.
Falta conocer los cambios que haga you know who que incluirán nombrar al nuevo titular de la CFE y eventualmente al nuevo secretario de la Sedesol.
Lavaderus est
1.- Encinas y Bravo Mena, el Deja vu mexiquense.
Parece que en los comicios mexiquenses de 2017 se repetirán historias.
Insistimos lo que dicen las abuelas, que nunca segundas partes son buenas, pero puede ocurrir de nuevo.
Los operadores de los comicios en el Estado de México andan con la idea de que los recientes resultados en Chihuahua, Durango y Veracruz, le pintan una posibilidad a los veteranos derrotados de otras elecciones para una segunda oportunidad. Ya sea solos o en alianza.
Son los casos de Alejandro Encinas, que hace seis años quedó en segundo lugar con el 20.96 por ciento de la votación. En el PAN tampoco descartan que repita el ex dirigente nacional Luis Felipe Bravo Mena, que hace seis años quedó en tercer lugar con el 12.28 por ciento de la votación estatal.
Eso sí, en el PAN habrá que preguntarle a Josefina Vázquez Mota -que dicen que no quiere-, y al grupo de José Luis Durán. Ya se sabe como son de territoriales y quisquillosos.
2.- El SNTE hace la jugada del sexenio.
Seguramente no llegará al nivel de abrogar la reforma educativa, pero de que la van a replantear no hay duda.
Ni usted ni yo hemos olvidado que antes de que se aprobara la reforma educativa como la conocemos, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) levantó la voz y anunció que no la respaldaría. La principal razón fue que no habían participado los maestros en su confección. El resto de la historia ya se conoce.
Hoy Juan Díaz de la Torre, líder del SNTE, puso sobre la mesa un documento que propone replantear la reforma educativa. Una contrarreforma, dicen otros.
Esta visto que el actual gobierno se juega una carta que equivale a un millón 200 mil maestros. Interprétese como sea pero constituye una garantía electoral. El SNTE está haciendo la jugada del sexenio.
La decisión ya no es de Aurelio Nuño sino de @EPN ¿o de Osorio?
Foto portada: Eladio Ortiz
Fotos de Enrique Ochoa: Cortesía Quadratín