¿Es viable el sistema democrático mexicano?

Manuel Ávalos, analista político, para El Rincón del Chamán.

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Estudiosos del desarrollo y evaluación de los sistemas democráticos en el mundo advierten “señales de alarma” a partir de 2005, que han registrado una baja en las estadísticas de libertad global cada año. La pregunta que resulta de ello es que si este fenómeno se trata de un error estadístico, por ser resultado de unos cuantos sucesos aleatorios en un plazo relativamente corto o es un patrón representativo de una tendencia histórica.

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Algunas hipótesis sugieren que el repunte populista-nacionalista podría estar originado en las dificultades que enfrentan sobre todo los países europeos contemporáneos para construir identidades nacionales nuevas y multiculturales que han provocado el fenómeno migratorio.

Yascha Mounk, maestro de gobierno de Harvard y Roberto Stefan Foa, experto en Ciencia Política de la Universidad de Melbourne en Australia se dedicaron a evaluar la salud de las democracias liberales.

“Los académicos diseñaron una fórmula de tres factores para responder esta pregunta, una especie de “alerta temprana”, y opera de manera parecida a un examen médico: puede detectar si una democracia está enferma antes de que los síntomas se desarrollen por completo.

El primer factor es el apoyo popular a la democracia: ¿qué tan importante es para los ciudadanos que su país siga siendo democrático? El segundo, la apertura del pueblo a formas de gobierno no democráticas, como el gobierno militar. Por último, el tercer factor es el apoyo a los “partidos y movimientos que se oponen al sistema” (partidos políticos y otros participantes importantes cuyo mensaje central es que el sistema actual no es legítimo).” (Amanda Taub, 2 de diciembre de 2016, New York Times).

Las conclusiones de esta investigación serán publicadas en las primeras semanas del próximo año según ha trascendido en los círculos editoriales norteamericanos, pero los autores han adelantado que en muchos países, incluidos Australia, el Reino Unido, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia y Estados Unidos, se ha desplomado el porcentaje de personas que consideran “esencial” vivir en una democracia y sucede en especial entre las generaciones más jóvenes.

Al margen de los elementos que surjan de la investigación relacionados con el sistema democrático mexicano, hay indicadores que muestran que nuestra democracia dista mucho gozar de cabal salud, y que nuestro sistema de partidos está en una crisis de credibilidad que parece no importarles mucho a sus protagonistas.

Por el contrario, nuestros dirigentes partidistas y miembros de las élites políticas están envueltos en una permanente y constante presión a los órganos electorales con el fin de ponerlos en jaque porque los “apostadores electorales” han iniciado a jugar prematuramente con sus caballos y con un despliegue de recursos y artimañas que auguran un proceso electoral constitucional altamente convulso.

Por otra parte, las tentaciones políticas de militarización diseñadas por el presidente Felipe Calderón, con la cual pretendió ganar un liderazgo que no obtuvo en las urnas, apoyado, fundamentalmente, por las fuerzas armadas, lo cual resultó un rotundo fracaso, parecen que algunos intentan reciclarlas, por lo menos en el discurso.

La iniciativa de ley para dotar a las fuerzas armadas de un marco jurídico para investigar y actuar contra amenazas que pongan en peligro la estabilidad, la seguridad interior o la paz pública, como el narcotráfico o la corrupción, es muy riesgosa y ha sido cuestionada por el propio Secretario de la Defensa Nacional.

La iniciativa no ha merecido comentario alguno por parte del poder legislativo y será pospuesta para el próximo periodo de sesiones, puede ser muy dolorosa para muchos, desde luego para las fuerzas armadas, que serían las últimas en beneficiarse por una reforma como la propuesta que socavarían el prestigio tantas veces ganado justamente por la institución castrense.

De tal suerte que tal parece que en pocos meses entraremos en una espiral electoral que como expresa Mauricio Merino, “sin soluciones posibles para todos, hemos convertido las ideas políticas en ofertas de mercado, entre merolicos que gritan las virtudes de sus untos, mientras se disputan las clientelas”. (“La muerte de las ideas políticas”, Mauricio Merino, El Universal, 30/11/16).

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