Café para Todos: Solidaridad, no todo está perdido

Por Alberto Carbot, periodista y director de la revista Gente Sur

Si algo ha dejado como lección el terremoto de este martes, es la enorme muestra de solidaridad, hermandad y gran vocación de servicio de la población joven del país –muchos de ellos Millennials (Milenio)-,  que se volcó, como nunca lo había hecho, en tareas de apoyo y rescate para atender a las víctimas del sismo de 7.1 que afectó directamente a 6 entidades del país, provocó daños a miles de hogares  y derrumbes de centenares de inmuebles y hasta el momento ha ocasionado 250 muertos, y decenas de desaparecidos, aunque la cifra podría incrementarse conforme pasan las horas. 

A diferencia de algunos sectarios malintencionados -entre ellos algunos militantes de oposición con disfraz de comunicadores,  que han tratado de empañar estas muestras de gran solidaridad y generosidad de los mexicanos para con sus compatriotas en infortunio, insinuando en sus textos o caricaturas que éstas tienen sellos partidistas-, me atrevo a señalar que por primera vez estas tareas de apoyo y acompañamiento se han mantenido blindadas ante este tipo de acciones, que de manera oportunista eran aprovechadas por políticos sin escrúpulos.

Empero, eso no obsta para reprobar la ausencia de los “paladines” de la política nacional, que ante el desastre causado por los sismos, simplemente desaparecieron del escenario y prefirieron guarecerse en sus fastuosas oficinas, lejos del humo, el hollín, el polvo, el sol y la lluvia, que de forma incesante ha caído en varias zonas donde se registraron terrible derrumbes y en las cuales aún se hallan atrapadas muchas personas y varios niños.

¿Dónde está por ejemplo el autoritario líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador? No lo hemos visto llevando alimentos a los rescatistas, ni mucho menos recogiendo escombros o escarbando entre las planchas de concreto y hierro retorcidos, que por doquier aún afloran y dificultan las labores de rescate y remoción en varios puntos de la capital del país. “No es su papel”, objetarán algunos de sus fariseos.

Sin embargo, ¿alguien me pudiera decir si Ricardo Anaya Cortés -dirigente del CEN del Partido Acción Nacional (PAN)-, ha hecho a un lado sus anodinas apariciones mediáticas o sus lujosos desayunos, comidas o cenas con el jet set de su partido, para llevar personalmente un vaso de agua o un sándwich o medicamentos  a quienes a brazo partido literalmente laboran sin cesar en las áreas afectadas? ¿En qué sectores su correligionaria Margarita Zavala o su esposo, el expresidente Felipe Calderón han tratado de hacerse presentes al menos, siquiera para preguntar si pueden servir de algo en las tareas de apoyo a los rescatistas? “No es su papel”, objetarán también sus partidarios.

¿No existe quien me pueda informar en qué área siniestrada de la ciudad se encuentra realizando tareas de rescate o abastecimiento el dirigente nacional priista Enrique Ochoa Reza, a quien su intensa condición de rijoso bien le pudiera servir para cargar un zapapico y realizar tareas de demolición? “No es su papel”, impugnarán igualmente sus seguidores.

No, claro que no. Eso no es labor para los habitantes del Olimpo de la política mexicana; para los insensibles neotlatoanis, los que hablan, los que mandan, quienes ordenan.

Con la pobreza de su vocabulario de 3º de primaria, y sus cansinos lugares comunes, López Obrador se halla más interesado en maquinar hacia quién dirigir sus baterías. Hoy, aprovechando el momento, repetirá que es más importante combatir a “la mafia del poder” del Instituto Nacional Electoral (INE), que le impide “donar” el 20 por ciento (realmente 130 millones de pesos, pero él dijo que serían sólo 80) de sus gastos de campaña rumbo al 2018, de aproximadamente 650 millones de pesos.

Si AMLO finalmente quiere quedar bien con los damnificados -con dinero que hemos aportado vía impuestos millones de mexicanos inscritos al SAT-por qué no mejor propone donar íntegramente el 100 por ciento de sus asignaciones a través del INE.

Pero claro que no lo hará, porque es un político ladino que por varios años ha vivido del erario y tampoco es nada tonto, puesto que su campaña promocional sólo es efectista y como siempre argumenta que “no les tengo confianza” a los gobiernos estatales y al gobierno federal, porque “todos son unos corruptos”, menos él ¿verdad?

Ricardo Anaya, el caballero azul, tampoco sería capaz de cargar ni un ladrillo en las calles, como tampoco “donar” por lo menos la mitad de los 308 millones de pesos, la fortuna que mediante artilugios, componendas y tráfico de influencias logró amasar a favor de sus suegros, a través de 17 suertudas empresas que hasta hace poco eran sólo 4. Una verdadera  fichita.

De este calificativo tampoco se puede escapar la parejita presidencial Calderón-Zavala, que para muestra de su gran honorabilidad y la de su equipo –entre ellos la expresidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) Consuelo Sáizar, de quien la PGR tiene algunos documentos pendientes de investigación por 350 millones de pesos-construyó una abominable estela de luz que le costó a los mexicanos  mil 304 millones 917.7 mil pesos.

Mágicamente, el precio de erigir el esperpento se elevó 192 por ciento de lo originalmente presupuestado. Pero así son los negocios imperiales.

El  dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, tampoco puede asumir posturas de político de altos vuelos o de un hombre probo y con actitudes éticas.

El también exdirector general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de antemano podría destinar a los damnificados por los sismos la mitad de su flotilla de más de 100 taxis que realmente posee -aunque él sólo reconoce la mitad-, o algunas de las acciones de AOZ Farmacéutica, de la cual es socio o ya de plano el monto íntegro de su liquidación por un millón 206 mil pesos -cinco veces mayor a la que le correspondía al frente de la CFE-, por haber fungido como su director por apenas 2 años y medio.

Total, por donde se les vea, “todos son iguales” -como elegantemente podría haber dicho el célebre ciclista mexicano ganador de la Vuelta México de 1960, Porfirio Remigio Rivera-, pero no lo dijo así. Lo expresó de manera más cruda.

Los anteriores consideraciones nos lleva a pensar que ninguno de los principales dirigentes políticos o aspirantes a la Presidencia de la República, tiene un rostro positivo y confiable ante a la denominada “sociedad civil”, que hoy nuevamente rebasó a los partidos y a algunas instancias de gobierno, para colocarse otra vez -como lo hizo el 19 de septiembre de 1985- al frente de las tareas para contrarrestar los gravísimos daños materiales y humanos causados por el sismo de magnitud 8.1 en la escala de Richter.

En 1985 nació la Sociedad Civil

En la tragedia de 1985, la policía, el Ejército y la Marina, cumplieron sólo tareas de patrullaje para evitar los saqueos.

Recordemos que en esa ocasión, desde el primer instante, la gente de a pié arrebató al gobierno el manejo de la gravísima situación provocada por el terremoto que generó pérdidas económicas equivalentes al 2.4 por ciento del PIB del país, llevó al desempleo a aproximadamente 150 mil personas y por más de 2 días dejó perplejos y sin habla, tanto al entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado y al regente Ramón Aguirre Velázquez.

Cuando el Estado y su gobierno no asumió su papel, la “sociedad civil”, tomó a plenitud la conducción de la catástrofe, conformando brigadas con oficinistas, amas de casa, estudiantes y trabajadores, para rescatar de entre las ruinas a los sobrevivientes y trasladar -aún a bordo de carretillas de supermercados- a los heridos graves o a los más de 6 mil muertos que fueron llevados hacia los gigantescos depósitos improvisados, entre ellos el estadio de beisbol del Seguro Social, hoy Parque Delta.

Su irrupción finalmente conformó el parteaguas de los tiempos políticos  que vivimos hoy. Sin embargo, esta vez hubo un sincretismo particular entre el gobierno y su sociedad civil, en la que los jóvenes preparatorianos o universitarios y trabajadores de clase media, han dado enormes muestras de gran voluntad y amor por su país y sus semejantes, y las Fuerzas Armadas y la policía y los Bomberos han sabido acompasar los esfuerzos comunes.

Además, a reducir el número de heridos y muertos en las construcciones colapsadas, contribuyó la actualización de los reglamentos de construcción de la Ciudad de México y las acciones para crear conciencia de una verdadera cultura de protección civil, apoyadas por la más moderna tecnología que favoreció el establecimiento de la alarma sísmica.

El número de muertos se estableció igualmente en 247, de ellos 117 en la Ciudad de México, 73 en Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México y 1 en Oaxaca.

Hasta la madrugada de este miércoles, el Cenapred había reportado 34 réplicas del sismo del lunes, la mayor de ellas de 6.1 en la escala de Richter, a diferencia del temblor del pasado 7 de septiembre, con epicentro en la costa chiapaneca, que hasta hoy ha registrado más de 3 mil réplicas que también han provocado zozobra en varias poblaciones oaxaqueñas, principalmente en Juchitán y Salina Cruz.

Se ha cuestionado el por qué el lunes  no funcionó la alarma sísmica, pero lo cierto es que el movimiento telúrico se originó a 125 kilómetros de la Ciudad de México, en Axochiapan, Morelos, y sólo hubo 20 segundos entre el sismo y la posible activación de la alarma.

Carlos Valdés, director general del Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) aseguró que la alarma está diseñada para detectar principalmente los sismos que tienen su epicentro en las zonas costeras del país.

El presidente Enrique Peña Nieto, en un breve mensaje emitido este miércoles por la noche a nivel nacional, reiteró sus  condolencias a los familiares y amigos de las personas que lamentablemente perdieron la vida. “La sociedad mexicana entera está con ustedes; los acompañamos en su dolor”, dijo.

Reiteró a los habitantes de las zonas afectadas que no estaban solos, y que “trabajando juntos vamos a salir adelante. Hemos apoyado y lo seguiremos haciendo, la reconstrucción en Chiapas y Oaxaca y ahora también en Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero y la Ciudad de México”.

Se congratuló por los miles de mensajes de solidaridad y de aliento, provenientes de todas partes del mundo y anunció que México había aceptado la ayuda técnica y especializada ofrecida por diversos países, en particular España, Estados Unidos, Israel, Japón y otras naciones de la región latinoamericana, que tienen reconocida experiencia en la respuesta a desastres naturales, como los que enfrentamos.

“También agradezco en nombre de México, la solidaridad y el apoyo de las empresas que están haciendo donaciones o permitiendo el uso, sin costo, de sus instalaciones y servicios en beneficio de la población afectada”, dijo

Asimismo anunció que su gobierno, al mismo tiempo que atiende la emergencia, trabajará en 3 etapas:

“Primera: apoyo a la población damnificada, incluyendo la operación de albergues, la provisión de alimentos y el restablecimiento total de los servicios públicos básicos.

Segunda: elaboración de un censo exhaustivo de los daños materiales, el cual será la base para los trabajos de restauración y reconstrucción.

Tercera: la reconstrucción, que requerirá inicialmente llevar a cabo la demolición de edificios con daños estructurales irreparables y la remoción de escombros. En esta etapa será necesaria la participación activa del sector privado y de la sociedad en su conjunto, durante las semanas por venir”.

Peña Nieto dijo que la prioridad sigue siendo salvar vidas y dar atención médica a quienes la necesiten, y que hasta el momento se había podido rescatar con vida a más de 50 personas de entre  los escombros de edificios derrumbados en la Ciudad de México.

Agregó también que  los equipos de auxilio trabajan para ubicar y rescatar a las personas que hasta este momento se reportan como extraviadas en Puebla y en la Ciudad de México, donde más de mil 900 personas han recibido atención médica en instalaciones de salud y la mayoría de ellas ya han sido dadas de alta.

Puntualizó el Presidente que se habían ya restablecido la mayoría de los servicios afectados y habilitado albergues en las entidades afectadas, “que tienen capacidad para recibir a toda la población que así lo requiera. Información sobre las opciones para canalizar esta ayuda, está disponible en redes sociales y sitios de internet, incluyendo las páginas gob.mx y comoayudar.mx”, mencionó.

Ciertamente, Peña Nieto tiene razón: “si algo distingue a los mexicanos es la generosidad y la fraternidad; ante la fuerza de la naturaleza todos somos vulnerables, y por eso todos somos uno, cuando se trata de salvar una vida o ayudar a una víctima”.

Precisamente ese maravilloso y solidario grupo de jóvenes mexicanos que han hechos suyas las calles con su presencia, con alimentos, ropa, medicinas e instrumentos para excavar o retirar escombros, me dice que no todo está perdido y que podemos aspirar un mejor país.

Una nación más solidaria, viva, pujante y alejada de la perversidad y rapiña que desgraciadamente se ha inoculado en estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

Ahí grupúsculos basura, y algunos políticos sin moral ni vocación de servicio -en vez de sumarse solidarios a las tareas de reconstrucción-, han comenzado a lucrar con la ayuda enviada por los mexicanos de bien, o a esparcir -amparados en el anonimato-, rumores sin fundamento sobre futuros sismos, que sólo contribuyen a crear alarma entre el resto de la población, cuando lo que hoy más se requiere es calma, serenidad y mucho trabajo para superar la emergencia.

Afortunadamente, esas lacras miserables, son los menos y hay muchas manos extendidas de esos jóvenes, hombres y mujeres, estudiantes y trabajadores que nos han dado una enorme muestra de solidaridad, hermandad y gran vocación de servicio, que nos devuelve la esperanza de que no todo está perdido.

GRANOS DE CAFÉ 

Change Org presentó una interesante propuesta que será dirigida al Instituto Nacional Electoral (INE) y que se refiere a que éste canalice los casi 7 mil millones de pesos -destinados a subvencionar a los partidos políticos rumbo al proceso electoral del año próximo-, a las víctimas de los sismos del 7 y del 19 de septiembre, en Tlaxcala, Puebla, Morelos, Guerrero y también a Oaxaca, Chiapas y Ciudad de México.

“Muchas personas, familias, niños, niñas, han quedado en condiciones críticas. Es decir, sin refugio, sin comida, sin agua, sin ropa, y lesionadas, otras han fallecido y dejado desamparados a sus familias. Necesitan mucha ayuda económica”, reiteró Change Org.

Mencionó que  “no es justo destinar tanto dinero de nuestros impuestos a los partidos políticos, si miles de mexicanos sufren ante esta enorme tragedia. Todos debemos apoyar”. Si desea sumarse a esta demanda, ingrese a http://chn.ge/2yrZD82 y firme la petición.

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