Un modelo tropical para la seguridad en México

El modelo de seguridad propuesto por el candidato único presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, desconcierta a cualquiera, hasta a sus seguidores y uno que otro chairo. Y no es para menos.

Para los detractores del tabasqueño, analistas académicos chinchorreros y uno que otro millennial, las propuestas de seguridad de López Obrador parecen surgidas de una postal color sepia de las épocas de LEA, Jolopo y hasta Chente Fox.

Los pequeños detalles son los que marcan la diferencia, coinciden los expertos en puntos del vista del equipo de la politóloga Melita Peláez en este primer análisis del año electoral 2018, que por supuesto incluirá las propuestas de todos y cada uno de los aspirantes presidenciales.

Parece una vuelta al pasado, diría Marty McFly si no fuera parte de la ficción en la trilogía Back to future, pues de entrada el consejo de seguridad de López Obrador aparece el controvertido Alejandro Gertz Manero, el primer secretario de seguridad pública de tres que tuvo el gobierno de Vicente Fox. En esa época comenzó el Estado fallido.

Por cierto que fue en la administración de Chente Fox cuando desmantelaron el Sistema Nacional de Seguridad Pública de Ernesto Zedillo para dar paso a la Secretaría de Seguridad Pública que con AMLO podría volver a la vida.

El modelo de seguridad de López Obrador es un modelo tropical que lleva ingredientes de chile, dulce y de manteca, aunque sus devotos seguidores no lo reconocerán nunca. Y si no que le pregunten a Alfonso Durazo, un hábil político que lo mismo se desempeñó como particular de Luis Donaldo Colosio, seis años después fue el vocero de Vicente Fox, cargo al que renunció para aparecer años más tarde cubierto bajo el manto protector del tabasqueño y hoy encarna la propuesta de secretario de Seguridad Pública.

En mayo del 2000 Durazo renunció al PRI para subirse a la campaña de Fox y su carta la rubricó así: “decir hoy que se es priista es prácticamente una autoincriminación”. Durazo se agarró del chongo con Martita (sin h) Sahagún, uno de los motivos -si no el más importante- de que dejara la casona de Los Pinos en 2014.

“Tan luego ganemos…”

El modelo de seguridad de AMLO se sustenta en la desarticulación del actual sistema de seguridad del Estado mexicano. ¿O no?

La sola idea de que López Obrador establezca mecanismos de negociación con los líderes de las organizaciones criminales en México como una manera de pactar el fin de las disputas territoriales y de poder, a cambio del perdón a sus crímenes, ha merecido el rechazo general de la sociedad mexicana pues eso nos remite ni más ni menos que a convertirnos en narco-Estado.

No está de más recordar la carta abierta de Javier Sicilia en la que le dice a López Obrador que confunde amnistía con perdón y por eso le reclama, “quién te crees que eres”.

¿Cuántas víctimas estarían dispuestas a perdonar a sus victimarios? ¿Y los principios de la justicia?

Hay que decirlo claramente, no vemos que en la calle que la gente esté haciendo movilizaciones para que el gobierno opte por crear un narco-Estado. A la víctima que de por si está dolida con lo que le quitaron, añádale que tenga que renunciar a lo más preciado que es la justicia.

“Y apenas ganemos… vamos a serenar al país.” Dice, eso dice.

Él, el mando único

En campaña se dice cualquier cantidad de cosas que luego se olvidan. Pero en este caso preocupa la suerte de las instituciones del Estado mexicano, principalmente las dedicadas a los temas de la seguridad.

Los académicos nos explican que existen tres grandes áreas de la seguridad con características propias y de importancia fundamental para nuestro sistema; la Seguridad Nacional, la Seguridad Interior y la Seguridad Pública.

Por eso cuando leemos las propuestas del candidato de Morena en temas de seguridad la propuesta del Mando Único, remite a las siguientes siglas: “Yo”.

López Obrador ha comentado que el Ejército, la Marina, la policía federal tendrán un solo mando, el del Presidente.

Eso recuerda aquella vieja anécdota palaciega cuando después de un acuerdo en Los Pinos, un funcionario le preguntó a otro:

–¿Verdad que los cocodrilos vuelan?

El interlocutor extrañado le cuestionó, ¿Y quién lo dijo?

–El Presidente. Respondió.

De inmediato el interlocutor corrigió.

–“Bueno, sí vuelan… pero así de bajito.”

Orejas de Gober

Y si de ocurrencias se trata, la propuesta de revivir una vez más la Secretaría de Seguridad Pública, a lo mejor no es la mejor.

Con Fox hubo tres secretarios de aquella dependencia: Alejandro Gertz Manero (hoy reciclado); Ramón Martín Huerta, quien falleció en 2005 en un accidente de helicóptero y Eduardo Medina Mora, hoy ministro de la Corte. Con Felipe Calderón el secretario estrella fue Genaro García Luna encargado en aquel momento del nuevo modelo de actuación policial y de la estrategia nacional de prevención del delito y combate a la delincuencia.

Por cierto que en 2012 cuando a García Luna le daban un reconocimiento a su desempeño, en Los Pinos Enrique Peña Nieto emitía el decreto para desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública y restablecer el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Que se recuerde Javier Sicilia también pidió la renuncia de García Luna en mayo de 2011. Esa dependencia es parte de lo que se conoció como la estrategia fallida del calderonismo con un ingrediente adicional, el escándalo del montaje telenovelero de Florance Cassez.

La cereza del pastel es la propuesta de desmantelar o desaparecer el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), institución que eliminó las oficinas casi clandestinas de investigación policiaca del gobierno, una policía dedicada al espionaje muy de moda en los años de Manuel Bartlett cuando surgieron los agentes conocidos como “orejas de Gobernación”, para dar paso a un moderno centro de inteligencia para la Seguridad Nacional.

El CISEN ya no es ni se parece a lo que fueron aquellas oficinas clandestinas de espionaje gubernamental, pero en el sexenio de Fox prácticamente se desmanteló con el mismo argumento de AMLO y eso contribuyó –dicen los detractores de Fox- a dejar de investigar a las bandas criminales de altos vuelos.

En el CISEN se realizan tareas de inteligencia, pero la principal razón para desaparecerla es “porque me espían”, reprocha López Obrador. Podría decirse que ya no son las épocas doradas de las películas de Juan Orol ni del célebre Complot Mongol. En estos tiempos globalizados el espionaje seguramente viene de todas partes, de fuera y de dentro.

Y también hay espacio para los plazos fatales. En tres años se acabará la violencia en el país, promete el político tabasqueño. Eso recuerda cuando Fox decía que el conflicto armado en Chiapas podría resolverse en 15 minutos.

Fotos tomadas de Internet.

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