Presagio del nada para nadie, otra noche de terror

Como aderezo a la guerra de descalificaciones declarada entre los suspirantes presidenciales y sus equipos -simplificado en el algoritmo TvsT (o sea Todos contra Todos)-, el próximo 1 de julio podríamos experimentar otra vez como hace 30 años, la incertidumbre generada por la mítica caída del sistema electoral.

La verdad es que el déjà vu es tan intenso que sin exagerar parece que entramos a la dimensión desconocida.

Le cuento que hace tres décadas los mexicanos despertamos el jueves 7 de julio de 1988, un día después de la jornada electoral, con un encabezado memorable en el periódico El Financiero que informó de un acontecimiento que hizo estremecer los cimientos del sistema político mexicano: “Comicios: aún nada para nadie”.

A juicio de la politóloga Melita Peláez, quien ya andaba en la talacha del análisis político, este fue uno de los encabezados que sintetizó un fenómeno que hoy podría reeditarse, es decir que la ausencia de información electoral oportuna podría generar incertidumbre sobre los resultados de la elección.

Este episodio marcó para siempre a Manuel Bartlett Díaz, entonces secretario de Gobernación y cabeza de la Comisión Federal Electoral (CFE). Una cadena de errores, deliberados o no, dio como resultado lo que entonces Diego Fernández de Cevallos acusó como una acción para callar al sistema, el silencio sustituyó a la información. Todavía hoy hay sospechas de que hubo mano negra.

A la distancia se supo que Miguel de la Madrid pidió a Bartlett que no diera información preliminar –que en ese momento tenía como puntero a Cuauhtémoc Cárdenas– para evitar que se abonara más a la confusión. A la medianoche Jorge de la Vega Domínguez cantó el triunfo de Carlos Salinas, sin información oficial. Desde entonces se habló de un fraude cibernético estilo poblano, pues se hicieron camotes.

Hay que recordar que por primera vez se ponía en práctica una reforma que permitiría realizar un conteo de resultados para darle inmediatez y transparencia a la información electoral. El objetivo era disponer de resultados completos tres días después de la elección y no una semana después como se estilaba.

El caso es que para quien hizo la cobertura en Bucareli de aquella sesión de la CFE, pasaron las horas y simplemente no había información oficial de la jornada electoral. Ese fue el criterio de la cabeza periodística de El Financiero. Los reporteros Yuri Serbolov y Francisco Gómez Maza dieron cuenta del ánimo de los opositores de que el sistema electoral se había caído.

Manuel Bartlett habló 20 años después en una entrevista que le hizo la reportera Andrea Becerril de La Jornada, se quejó de que lo satanizaron, insistió en que no hubo tal ciberfraude pero si presiones para no dar información que inclinara la balanza hacia otro lado.

Conteo rápido, más lento

Y tres décadas después el riesgo de que se reedite la historia, con otros actores claro, es muy elevado.

El problema nuestro de cada día es que el sospechosismo y la desconfianza siguen siendo las constantes entre políticos y gobierno.

Pero esto no solamente ataca a los senadores, diputados o a la aceptación de la figura presidencial –muy devaluada en los tiempos recientes-, sino que afecta sobremanera a la autoridad electoral.

Los partidos son los que establecen las reglas electorales en el Congreso y son los responsables de haber cambiado los consejos de las instituciones electorales en al menos tres ocasiones en los últimos 20 años. Como pintan las cosas no dude usted que al staff actual del INE, incluido Lorenzo Córdova Vianello, también lo cambien después de las elecciones.

La decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de modificar las reglas en los mecanismos del conteo rápido de votos en la elección, provocará un retraso de tres o cuatro horas si nos va bien, en la tendencia general esperada para la elección presidencial.

Los magistrados atendieron quejas de Morena, Movimiento Ciudadano y el PAN en el sentido de que había un manoseo de actas electorales que no daban certeza al ejercicio. Al mismo tiempo indicaron que por el tipo de competidores se espera una elección muy cerrada y por ello se trataba de evitar un incendio político –como el de hace 30 años-, comentó José Luis Vargas.

Y aunque los consejeros del INE pegaron el grito en el cielo, parece que no les queda de otra, pues advirtieron que si bien respetarán la decisión de los ministros, pues harán todo para tener resultados preliminares lo más temprano posible. En realidad poco o nada podrán hacer para cambiar esta situación. 

A tronarse los dedos

¿Qué puede ocurrir? ¿Se caerá otra vez el sistema electoral?

Veamos. Pues si tradicionalmente esperamos información entre las 9 y 11 de la noche, pues ahora con la pena tendremos que tronarnos los dedos hasta altas horas de la madrugada esperando que salga humo. O de plano nos dormimos con el riesgo de tener pesadillas.

Que se recuerde otra espera de miedo ocurrió en 2006 cuando ganó por medio punto Felipe Calderón ante Andrés Manuel López Obrador. Fue hasta las 5 de la mañana cuando se desveló más o menos la tendencia final.

Este será un problema muy difícil de resolver para los medio de comunicación formales. Las redes sociales estarán en tiempo real, el problema es que justo al lado de algunas cuentas serias, hay mucho ruido e información basura de los equipos de campaña que seguirán pegando para sembrar confusión a favor de sus patrones. Y ni quien les diga nada.

Las agencias en internet o blogs se darán vuelo, pero también tendrán que esperar datos duros. Si se arriesgan a dar datos falsos, allá ellos y su descrédito.

Esto mismo ocurrirá con las encuestadoras que tienen la opción de ir por la libre y con sus propios datos echarse el tirito de dar un ganador. Pero si se equivocan, no se la van a acabar, como dirían los ingleses.

Como van las cosas muchos periódicos tendrás que esperar tiempo extra para cerrar y enviar a las impresoras sus ediciones con la nota, lo cual se reflejará en un aumento considerable en sus costos de producción y saldrán tarde al mercado. Si no hay información esa será la nota, cualquier dato inflado se lo cobrarán los lectores.

Los equipos de radio y televisión pues tendrán que poner más café en la olla, darle más tiempo a las mesas de análisis o entretenerse con los nuevos gobernadores, sobre todo el de la CDMX. Lo que nadie duda es que la especulación tendrá tiempo de sobra para pavonearse, ante la falta de información.

Un escenario, extremo, es que Lorenzo Córdova y sus muchachos decidan dejar que corra el reloj y echarle la culpa a los magistrados de los retrasos. Si fuera el caso nos iríamos hasta el almuerzo del 2 de julio ya con la definición de nuevo presidente. Sin duda, será otra noche de terror.

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