¿Qué tipo de gobierno nos espera el 2 de julio?

Ya se les acabó el veinte a los candidatos presidenciales y del maravilloso mundo de la ilusión que les permitió el juego imaginario de las encuestas, así como los rounds de sombra de las precampañas e intercampañas, ahora entrarán a la dimensión desconocida de la competencia real de las campañas donde lo único que tienen que hacer es convencer a 86 millones de electores.

Está claro que se van a dar con todo. Hasta las autoridades electorales anuncian que habrá campañas de desinformación y cascadas de noticias falsas para desacreditar al competidor de enfrente y de paso al árbitro.

Pero, más allá de la feria de descalificaciones y acusaciones que veremos en las siguientes semanas, una pregunta que le ha quitado el sueño a los analistas de El Rincón del Chamán, es cómo imaginamos al nuevo gobierno un día después de las votaciones.

Las respuestas son variadas y con matices, dependiendo del ganador. Tratemos de hacer un breve ejercicio de prospectiva con los elementos que conocemos para darnos una idea de lo que nos espera.

Con tigre o sin tigre

Suponemos que a las 11 de la noche del 1 de julio, el INE da a conocer que pese a lo cerrado de las votaciones, las tendencias favorecen a…

Todo es posible en estos tiempos, tanto que podemos imaginar al día siguiente el modelo antirreformista de #YaSabenQuién. Dicen que ya se vio enarbolando la cuarta era de la transformación del país, no sin antes presidir una gran ceremonia para invocar a los espíritus de Juárez y Madero en Palacio Nacional.

Pero otra noche totalmente distinta sería aquella en la que el ganador sea el representante del modelo del gobierno de coalición, en el que si bien no se conoce una agenda para entender cuáles serían las orientaciones de las políticas públicas, al menos tendríamos un jefe de Gabinete y un Presidente de la República más acotado. Lo que si se espera es que aumente la lista de candidatos a ser procesados por corrupción. ¿Nada personal?

Ah, pero tampoco descarten la noche en la que entraríamos a la etapa de consolidación de las reformas estructurales con #YoMero. Para entonces, además de que los políticos mexiquenses respirarían aliviados, la primera tarea será la de revisar en qué términos quedó la renegociación del TLC y la frase esperada por la nación sería que “México no pagará el muro”.

Por supuesto que no puede dejarse de lado el escenario del triunfo de la primera Presidenta de la República en México. Aunque muchos países en el mundo han pasado por esta experiencia de género, lo único extraño será que a Los Pinos regresen los inquilinos de otros tiempos, con los mismos cuadros y macetas.

Entre lo posible y lo probable

Un día después de las elecciones, los escenarios posibles y probables son variados y se sintetizan en la contrarreforma, por un lado; la consolidación de las reformas estructurales, por otro, y el gobierno de coalición más allá. El tigre puede ser de papel.

I. La contrarreforma.

+En el primer escenario #YaSabenQuién enviaría al Congreso una iniciativa de Ley que se conocerá como la ley Romo-Taibo II para abrogar la ley energética y/o revisar los contratos otorgados.

+También y desde Palacio Nacional, la nueva morada aunque digan que tiene fantasmas, saldrá la iniciativa de ley para echar abajo la Reforma Educativa. Y junto con pegado la eliminación de un liderazgo y el reconocimiento de otro a nivel sindical magisterial, ¿qué no?

+En el primer discurso seguro se anunciará la suspensión del Nuevo Aeropuerto Internacional de la CDMX para trasladarlo a Santa Lucía con todo y lo gastado. ¿En serio?

+En el tema de la inseguridad se anunciará el Mando Único (absoluto) y el perdón a los criminales.

+México replanteará la renegociación del TLC. ¿Será posible el borrón y cuenta nueva.

+Entre la revocación de mandato y la ampliación de un periodo no hay más que una decisión del Congreso. Hay quien sostiene que si el Congreso no es afín al gobierno, lo disuelven, instituyen otro y tan tan. ¿Estarán de acuerdo Muñoz Ledo y Napito?

II. Gobierno de coalición.

Escenario distinto será el estreno del gobierno de coalición, sobre todo el cambio de oficina del jefe de Gabinete que pronto tendría que solicitar licencia al Senado para despachar en Palacio Nacional.

Ya se pueden imaginar el fiestón plural donde el jefe Diego y Santiago Creel estarían departiendo felizmente con los Chuchos, mientras Dante llegaría a su propio paraíso.

En el primer discurso se pondrá énfasis en el combate a la corrupción. Y aunque se diga que no hay nada personal, pues pondrá a temblar a buena parte de gobernadores opositores al nuevo gobierno, uno que otro ex funcionario y ya se verá si incluye o no como indiciado al ex presidente @EPN.

Por fin se conocería la lista de propuestas para los fiscales General, de la República y Anticorrupción. Ya se verá quiénes son los químicamente puros.

Los anuncios esperados: el Ingreso Básico Universal, como el mejor mecanismo para revertir la pobreza; la promoción de inversiones para la creación de empleos, el paraíso de los emprendedores, la revisión del gasto social y la eliminación de gastos burocráticos excesivos.

En realidad la clave del gobierno de coalición será la construcción de mayorías para garantizar la gobernabilidad, tal y como quedó establecido por el Congreso en 2014, donde anticipa que se requerirá de un programa de gobierno y una agenda para definir la orientación de las políticas públicas. Ya se verá hasta dónde estarán dispuestos a acabar con el modelo clásico del presidencialismo.

III. La hora de la verdad de las reformas estructurales.

Con #YoMero muchos respirarían aliviados. La prueba de fuego no sólo será aterrizar las 11 reformas estructurales sino que se vean resultados.

Es muy probable que estemos frente a la reedición del escenario del gobierno dividido. Esto significa que no habría nada nuevo bajo el sol. Un Congreso sin mayorías definidas y un Ejecutivo obligado a negociar y a restablecer el crecimiento económico y el combate a la marginación, el retraso y la pobreza.

En este caso la alternancia en el poder sería prueba superada pero sin cambios de fondo a lo que no ha funcionado, en seis años la historia podría ser diferente.

Por lo cerrado de las votaciones, la primera parte de esta administración estará enfocada a responder a las impugnaciones de todos, porque si bien será muy sano ventilar el proceso, nadie cree todavía que los perdedores asumirán de inmediato el resultado de las urnas. Unos esperarán que alguien suelte al tigre, y otros de plano también acusarán que hubo un compló.

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Pese al ejercicio prospectivo anterior, no perdamos de vista que los electores son mayores de edad como para elegir a los representantes que prefieran. De esto no debe quedar duda.

A veces los candidatos y partidos olvidan que la brecha entre la ilusión y la desilusión de los votantes, se materializa en el instante en que se cruza la boleta.

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Nota: Por motivos de viaje esta columna reaparecerá hasta el 16 de abril.

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Ilustración: El Rincón del Chamán.

Correo de contacto: [email protected]

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