¿Dónde están los verdaderos archivos de la DFS y el CISEN?

Por Carlos Ramírez, periodista y director de Indicador Político.

La liberación de documentos de la Dirección Federal de Seguridad que ordenó el presidente Vicente Fox se reproduce ahora con la apertura de tarjetas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) ordenada por el presidente López Obrador: se trata de la información primaria y no de los verdaderos documentos de inteligencia que ayudaron a la toma de decisiones del poder.

Las notas que ha publicado El Universal son apenas tarjetas informativas que tienen poco valor si no se les explica. Y aún el expediente de López Obrador está armado con información recopilada en nivel primario, cuando la parte más valiosa radica en su expediente de inteligencia que parece estar desaparecido.

Los agentes de la DFS y el CISEN informaban, por ejemplo, que el entonces representante mexicano en la ONU Porfirio Muñoz Ledo había abordado un avión hacia Nueva York, pero lo importante fue el seguimiento del diplomático por sus intenciones de construir una diplomacia propia y tratar de meter a México en el juego geopolítico de poder de las grandes potencias a veces con intervenciones contrarias a las instrucciones presidenciales.

Desdeñar y hasta burlase del trabajo de campo de agentes de la DFS y el CISEN por funcionarios panistas y ahora morenistas en nada abona a la construcción de un verdadero servicio de inteligencia. Y el punto más importante no radica en que el presidente López Obrador haya abierto los “archivos” del CISEN, sino en que ya inicio los primeros movimientos para construir un Sistema Nacional de Inteligencia (SNI) que debe partir de la DFS y el CISEN, porque en esa especialidad no hay novedades ni inventos repentinos.

En este sentido, el principal problema del nuevo SNI estará en definir desde ahora sus métodos de trabajo, comenzando del principio central de que toda inteligencia se inicia con labores de espionaje de campo. Y ante ello, desde ahora el SNI tendrá que dejar claro qué ocurrirá el próximo sexenio o el que le va a seguir cuando el presiente en turno ordene abrir los archivos de la nueva oficina y se encuentren con reportes de espionaje similares a los de los tiempos de la DSF y el CISEN.

Pero hay otro punto central: los archivos abiertos de la DFS y del CISEN no contienen los verdaderos reportes de inteligencia o información procesada sobre las personas vigiladas y sus actividades. Esos documentos deben estar en alguna parte y algunas copias existen en los archivos secretos de las oficinas de inteligencia y seguridad nacional de los EE. UU. Dice la leyenda urbana que todo presidente mexicano a punto de tomar posesión exige ver su archivo de inteligencia y luego pide otros y los guarda en un lugar secreto.

Lo más importante del CISEN no está en las tarjetas de información primaria, sino en sus estrategias de seguridad nacional. Por ejemplo, el CISEN tiene un mapa de riesgos ya con información delicada de los personajes que serían peligros para la seguridad del Estado y el documento es conocido como Agenda Nacional de Riesgos. Ahí se incluyen informes de campo, pero también escenarios, circunstancias y personas como potenciales peligros de seguridad, todo ello a partir de la información de campo que comienza con el espionaje de movimientos.

En octubre de 2016 la revista Contralínea de Miguel Badillo —espiado por el CISEN y con una recomendación del presidente de la CNDH, José Luis Soberanes, contra el organismo de espionaje– publicó la Agenda Nacional de Riesgos y delineó los diez más importantes riesgos de seguridad nacional: narcotráfico, movimientos sociales, terroristas anti estadunidenses, corrupción e impunidad, ciberataques, tráfico ilícito de mercancías, sistema de salud, flujos migratorios, células anarquistas y grupos guerrilleros y violaciones a los derechos humanos.

El mapa de riesgos y la agenda de riesgos serían dos de los documentos fundamentales del CISEN que no aparecen en los archivos liberados y cuya información acumulada sería fundamental para la seguridad del Estado en el sexenio de López Obrador. En este sentido, el CISEN cumplió su función de vigilar la seguridad del Estado ante el embate de grupos contrarios al Estado. Y será la información vital para que el nuevo organismo y sistema de inteligencia del gobierno actual pueda asentar sus funciones.

El gobierno actual ha cometido cuando menos hasta ahora dos errores estratégicos referidos a la inteligencia para la seguridad del Estado: chacotear y desprestigiar a las oficinas de inteligencia y sus funciones y reducir el tema de la inteligencia del Estado a una mera oficina de información criminal adscrita a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Como se ven las cosas, el Estado de López Obrador carece de una oficina para la seguridad del Estado.

Los archivos liberados de la DFS y el CISEN son irrelevantes, porque la verdadera información de inteligencia está en algún otro lado o se perdió y el Estado quedó a ciegas.

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Política para dummies: La política es lo que se encuentra detrás del espejo de Alicia.

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