De memoria: Don Porfis…

Por Carlos Ferreyra Carrasco, periodista de tiempo completo, incluidos sábados, domingos y días festivos.

He sido crítico contumaz de Porfirio Muñoz Ledo, con quien las circunstancias me han ligado, laboralmente, en varias ocasiones.
Como empleado en la Oficina de Prensa de Relaciones Exteriores, entonces a cargo de Miguel López Azuara, conocí de primera mano los incidentes en los que se vio envuelto en Estados Unidos, uno de ellos, acusado de agredir a la señora que le acompañaba en un restaurante, y el otro cuando un miserable provocador le atravesó su auto frente a la sede diplomática mexicana.
Según los gringos, don Porfirio habría amenazado pistola en mano al evidentemente enviado de las autoridades federales yanquis, que necesitaban un pretexto para pedir su retiro.
Y tenían razón, Muñoz Ledo, como representante mexicano ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que llegó a presidir, puso todos los obstáculos posibles para impedir los atropellos de la potencia imperial principalmente en el Medio Oriente.
Seguramente en el caso de Irak, por ejemplo, el mexicano habría impedido el criminal arrasamiento de personas sólo para defenestrar al presidente iraquí, Hussein, al que ejecutaron colgándolo de una cuerda que trozó el cuello del condenado haciendo que el cuerpo cayera mientras la cabeza se mantenía atada al lazo.
Muchas otras tropelías pudieron impedirse bajo el criterio del diplomático mexicano, pero los dos incidentes cuya difusión quedó en amenaza, fueron suficientes para que lo retiraran del servicio exterior.
De visita en Nueva York el canciller Jorge Castañeda, ante la noticia esperada me comuniqué a la oficina de México en la ONU. Respondió la siempre adorable maestra Ifigenia Martínez quien informó que ambos, Castañeda y Muñoz, regresarían en una hora o antes. Le día la información a la maestra: el destapado se llama Miguel de la Madrid.
Las exclamaciones de doña Ifi sólo pudieron equipararse a las que lanzaron el canciller y el embajador ante la ONU. Me pidieron que ratificara, lo hice y desde luego que los dos estaban más que impactados.
Topé nuevamente con Muñoz Ledo en el Senado. Allí en mi visión personal, acumuló todos los errores, los atropellos y las violaciones legales y extralegales que le fueron posibles. Nunca las callé y las publiqué, tras haber salido del sector público.
Sintetizando: candidatura ilegal al gobierno guanajua bajo la premisa de “derecho de sangre”; él no es nativo ni habitante de la entidad.
Reclamación y obtención de dobles pagos salariales culpando a un colaborador suyo; evidente el asunto, no se quiso perjudicar al joven y se cedió a las pretensiones del entonces perredista.
Destrucción de vehículos propiedad del Senado, uno de ellos adscrito a Prensa que lo facilitó para llevar a su esposa al aeropuerto; tres meses después lo entregó en calidad de chatarra.
Enfrentamiento con el canciller Bernardo Sepúlveda quien lo exhibió sin título profesional en México, informó que la Sorbona nunca lo registró ni como alumno ni como visitante y bueno, otras cuestiones más que sacaron de quicio al legislador.
Creo que esta es la última ocasión que mencionaré estos hechos. Don Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega hoy merece mi respeto, mi agradecimiento como mexicano y mi reconocimiento por su postura frente a la actitud servil del presidente López Obrador.
Recuerdo a mi querido amigo Emmanuel Carballo quien me decía que en la etapa de la madurez total, por no decir la vejez, el hombre tenía obligación de decir la verdad, a no ocultar nada y a defender sus principios y creencias hasta la última consecuencia.
Una nota simple publicada sin comentario alguno, recuerda que “durante la celebración del Triunfo, en Tijuana el 8 de junio, y frente al presidente de México, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo enfatizó: ´Inmoral e inaceptable es el doble rasero entre la frontera norte y la del sur, por una parte exigimos que nos abran las puertas y por el otro lado sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un favor a EU´”.
No quedó ahí la opinión del legislador. En distintos foros ha dicho que México aceptó convertirse en el muro trumpiano y que eso nos ha convertido en un país cerrado, donde no tenemos salida al norte pero tampoco al sur.
Gracias a los desatinos de López Obrador y del florero que sueña en desplazar a la Cordero para quedar como “el sucesor natural” al estilo tradicional priista, México ha sido convertido en una cárcel al servicio del norte.
También mostró su indignación porque la Guardia Nacional, pensada para garantizar la seguridad de los mexicanos, quedó en vulgar cuerpo de policías al servicio de la Migra yanqui.
Honor a quien honor merece, Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega.
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Ilustración tomada de Internet.

 

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