Tec&Com / Inclusión digital, más fraternidad

Por José Alfredo Pulido Ponce, periodista especializado en Comunicación Estratégica.

@japponse

En un mundo donde prevalece cada vez más lo digitalizado, las personas analfabetas son objeto de nuevas formas de marginación al ser excluidas de participar en el ámbito digital y acceder a servicios que podrían mejorar sus medios de subsistencia y aumentar sus oportunidades de aprendizaje.

Sobrevivientes en una sociedad donde domina el mercado y se estimula la competencia, el consumo y el interés privado antes que la solidaridad, la cooperación y la “comunalidad”. Hay, sin embargo, áreas de oportunidad en el entorno digital para ser mejores, más humanos, mejores personas.

El mundo digital, la virtualización, el espacio líquido por el que transitamos, será la arena donde se estimule, desde otra visión, el desarrollo del SER humano, del SER natural. Del ser que por naturaleza prefiere la fraternidad, la cohesión social, la formación de redes comunitarias, de prosperidad incluyente y bienestar que trascienda a las generaciones.

La inclusión digital pasará a convertirse en punto nodal para alcanzar la justicia social y los derechos humanos, fomentar nuevos espacios para la tolerancia y la comprensión y contrarrestar los intentos de personas y grupos que buscan imponer valores, costumbres y creencias en el mundo digital y que afectan a zonas no conectadas.

Tamaño de la exclusión

Según investigaciones de la UNESCO, en 2005, la mitad de la población de los países desarrollados se hallaba conectada a Internet. Para 2017, el promedio de individuos que usan la red en los países desarrollados es superior al 80%. Por el contrario, en el mundo en desarrollo sólo alcanza al 41% (ITU 2017). De acuerdo con datos de la ITU, en América Latina, hay aproximadamente 200 millones de personas de 15 años o más excluidos de Internet.

En México, nos dice el INEGI, de los 32.2 millones de hogares, 53% estuvo conectado a Internet en 2018, frente al 51% de 2017. En 2018 sólo el 46.6% de las personas que viven en áreas rurales son usuarios de Internet, frente al 73% de las áreas urbanas.

Es un hecho que en las zonas rurales el desarrollo no ha sido suficiente para revertir la brecha digital, pero también el uso en las zonas urbanas se concentra en el entretenimiento y la banalidad que sólo favorece al mercado.

Inclusión digital como derecho humano

La inclusión digital es un nuevo derecho humano, de cuarta generación, procedente del nuevo entorno tecnológico que se ha creado en la Red. Es en este espacio donde habrá de asentarse un nuevo imaginario, humanista, ético, libertario, solidario que se construya a pasos acelerados para detener “el desastre al que vamos”.

La inclusión digital se propone incluir a las personas a menudo excluidas de la sociedad y de la sociedad de la información. Gente olvidada, marginada por factores tales como su sexo, clase, nacionalidad, identidad de género, orientación sexual, origen étnico, idioma, ubicación geográfica, patrimonio, capacidad física o mental, educación, creencias, filosofía política, economía, raza y/o religión.

Por encima de las barreras a la inclusión digital -brecha digital, pobreza informativa, la censura, el uso político de las tecnologías, la desinformación y la manipulación de los medios- debe promoverse, así lo establece las UNESCO, iniciativas para conseguir la integración de más personas en las redes de información y permitir el acceso a herramientas, habilidades, la tecnología y la innovación para materializar su potencial.

Para que esto suceda debemos, además de universalizar la conectividad, fomentar el desarrollo y uso de la tecnología de la información como herramientas de emancipación y desarrollo sostenible; el incremento de infraestructura social y contenidos basados en la colaboración y la cooperación; y la inversión en capital humano que la potencie.

Debe entenderse que la inclusión digital es la que democratiza el acceso a las TIC y utiliza este soporte para mejorar sus condiciones de vida y para el empoderamiento y participación social y la emancipación e innovación. Es así que la mayor importancia de la inclusión digital radica en como enculturizar, socializar y generar conciencia.

Imagen de portada: Tomada de Internet.

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