Y qué creen, todavía falta lo más difícil
Aunque quisiéramos que con solo pensarlo terminara la pesadilla de la pandemia, la realidad es que el día después de esta crisis todavía está lejos.
Dicen los que saben que no termina esta temporada de horror y como si se tratara de un concurso de popularidad hay quienes ya se cuelgan las medallas para presumir que estábamos preparados tres meses antes; que tenemos menos contagios que otros países que el Covid le hace lo que el viento a Juárez.
Claro, primero nos blindaron con estampitas milagrosas y con frases como “no pasa nada”, que pronto cambiaron por otra de «ya verán nos va a ir bien». Pero eso no es suficiente.
El panorama es más negro que la noche.
La directora del FMI, Kristalina Georgieva -han de perdonar los anti neoliberales- no se anduvo con rodeos y anticipó un escenario “lúgubre”, de una gran incertidumbre, sólo equiparable con la Gran Depresión de 1929.
Así es que vayamos midiéndole el agua a los camotes. Y quienes crean que la pandemia del Covid-19 les cayó como anillo al dedo podrían llevarse una gran decepción.
Todavía quedan muchos días de angustia por el confinamiento forzoso, por la parálisis de la vida cotidiana, que nos duele mucho porque estamos acostumbrados a presumir y ejercer nuestras libertades.
Sin duda, el desempeño del cuatroteísmo está siendo evaluado por la sociedad. Las preocupaciones giran alrededor de cuál será la capacidad de respuesta del gobierno para evitar que el sistema de salud colapse. Todo lo demás es poesía.
Tenemos como referente que la eliminación del Seguro Popular y la creación del Insabi, ha dado paso a problemas graves que van desde la escasez de medicamentos hasta la carencia de infraestructura para atender una pandemia como la que ya alucinamos, por decirlo de manera elegante.
Está a prueba la capacidad del actual gobierno para evitar además de la pérdida de vidas, el desplome de los empleos y el cierre de empresas.
Existe la percepción de que la 4T actuó tarde, de que el jefe del Ejecutivo tardó en admitir la seriedad de las alertas que lanzaron las autoridades sanitarias.
Y luego, cuando la población y los sectores productivos esperaban un plan maestro para responderle a la pandemia, asistimos al anuncio de la ampliación del plan de gobierno. La preocupación es otra no la inmediatez de esta crisis sanitaria.
De los recursos millonarios que echará mano el gobierno, extra presupuestales, una cantidad significativa serán para mantener los programas de infraestructura gubernamentales. Como si fueran más importantes que preservar las vidas de los mexicanos.
A Pemex que ya es un barril sin fondo le inyectarán recursos adicionales, aunque usted no lo crea. Se trata de una empresa descalificada por las calificadoras internacionales, con bonos considerados casi basura.
Todo esto en un contexto de desplome de los precios del petróleo derivado de una guerra entre grandes productores. Conste que al cierre de este texto seguía en el aire el acuerdo de la OPEP y sus aliados para intentar estabilizar los precios vía una reducción de la producción petrolera mundial, pero México fue el único país que se opuso al ajuste.
El escándalo de este fin de semana en el seno de la reunión de la OPEP, fue la actuación de México que inexplicablemente fue el único en disentir, «postergando un acuerdo histórico que inevitablemente se va a tomar con o sin nosotros», dijo Porfirio Muñoz Ledo con mucha razón.
Al final y luego de mucho jaloneo la Opep y aliados acordaron reducir en 9.7 millones de barriles diarios la producción mundial, 300 mil barriles menos de lo propuesto. México se vio poquitero y sólo contribuirá con 100 mil barriles diarios. ¿Otra vez AMLO se la debe a Trump?
El papel de Rocío Nahle fue criticado con dureza, pues logró que México fuera el hazme reír de la comunidad petrolera mundial, «hizo el oso», resumirían los expertos. Y México puso poquito. Quedó el precedente.
¿Dónde estamos?
Pregunta de difícil respuesta, aunque por lo visto nos tropezamos con conflictos inesperados como la decisión del gobierno federal de no otorgar apoyos fiscales a las empresas ni recalendarizar el pago de impuestos, aún cuando los empresarios organizados aclararon que no pedían condonación de impuestos.
La 4T acusó a los empresarios de servirse con la cuchara grande en cada crisis sin beneficio de los trabajadores. Como no se veía hace algunas décadas la relación gobierno IP estuvo a punto de reventar. El gobierno amagó con publicitar una lista de 15 grandes empresarios con adeudos fiscales de hasta 50 mil millones de pesos, pero para variar no incluyó a los empresarios cercanos al régimen.
A los causantes de a pie tampoco se les ofreció recalendarizar sus pagos y ni qué pensar en acuerdos para dejar de cobrar el servicio de energía eléctrica, aunque Tabasco es otra historia.
La pandemia paralizó casi a todo el país. La parálisis decretada de las actividades no prioritarias incluyó la mayor parte de las empresas del sector privado, con severas pérdidas para las relacionadas con el turismo y las pequeñas, medianas y grandes empresas que generan la mayor parte del empleo en este país. También se fueron a su casa la mayoría de los burócratas, excepto el sector salud y de seguridad.
Pero qué cree, que la excepción fueron las empresas que suministran materia para las obras de Santa Lucía, Dos Bocas y el Tren Maya. ¿Raro no?
Las cifras del miedo
-Si bien nos va el PIB nacional se desplomará hasta niveles de -8 a -10 por ciento. El nivel y tiempo de recuperación es impredecible.
-Para el sector turístico es una catástrofe total.
-Desempleo. En tres semanas perdimos más de 364 mil puestos de trabajo y las estimaciones serias calculan que al final la crisis sanitaria habrá cobrado en México 1.4 millones de empleos. Esto sin considerar los miles de empleos informales que quedaron en el limbo.
-En Estados Unidos, nuestro referente, alrededor de 6.6 millones de personas pidieron ayuda por desempleo. La tasa de desocupación subió a 4.4 por ciento, más lo que se acumule. Por supuesto que tendrá un efecto tsunami.
-Nadie cree en la promesa del gobierno federal de crear en 9 meses dos millones de nuevos empleos.
-Según la OIT la pandemia generará en el mundo 195 millones de desempleados.
-La inversión nacional experimentará una severa contracción por la parálisis de empresas y la inversión foránea podría desplomarse hasta 30 por ciento.
-La recaudación tributaria podría caer significativamente.
-Gobernadores piden replantear el pacto fiscal. Jalisco amenaza con salirse.
-La prioridad, parece, es la de mantener los programas sociales con recursos que no son eternos y pueden acabarse.
Recuperar el alma, como decían nuestros ancestros, nos llevará tiempo. Y ya no veremos las cosas de la misma manera.
Foto de Portada: El Financiero, tomada de Internet.