Análisis: La decisión de no enfrentar al crimen organizado ha creado vacíos
|Por Fernando Fuentes, periodista *** // [email protected] // @ferfuentesmty
La historia de la violencia en México tiene profundas raíces. Desde principios de los años 80s en el siglo pasado se registró un cambio mundial del mercado de drogas. En México aparecieron grupos delictivos enfocados controlar el mercado nacional, afirma Salvador Maldonado Aranda, catedrático e investigador de El Colegio de Michoacán.
Pero es hasta que Felipe Calderón asumió la Presidencia de la República, cuando la reacción del Estado se tradujo en la declaración de guerra contra el narcotráfico, que utilizó al Ejercito, la Marina y las instituciones asociadas a la procuración de justicia. «No habíamos tenido en México una estrategia de este calibre”, apunta en entrevista.
Sin embargo, contra lo esperado, en lugar de que disminuyeran los niveles de violencia, se incrementaron niveles inimaginables, con consecuencias dramáticas para la sociedad. Tanto que la estrategia de Calderón se conoce hoy como «la guerra fallida», dice el antropólogo.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha intentado replantear esta estrategia, cambiando el enfoque del combate directo al crimen organizado.
La propuesta de AMLO, es que en lugar de confrontar a los grupos del crimen organizado, deben atenderse, lo que las causas, por ejemplo atender a la población joven, que estaba siendo reclutada por estos grupos; se planteó hacer una investigación, un registro, monitoreo, a través de la Unidad de la Inteligencia Financiera (UIF), de las cuentas de personajes asociadas al crimen organizado, como se ha hecho en mayor medida. Se trata de una estrategia más de prevención, que de confrontación.
La violencia no baja
Nuestra historia muy reciente con altos niveles de homicidios dolosos e incidencias delictivas, coloca a nuestro país en uno de los primeros lugares a nivel mundial en inseguridad, algo muy complicado para la construcción de la paz interna, comenta Salvador Maldonado Aranda, investigador del Colegio de Michoacán.
“Desde que inició la guerra abierta contra el narcotráfico, en lugar de una disminución de los niveles de violencia, ha sido todo lo contrario”.
A pesar, de las recomendaciones internacionales así como de las ONG’s de derechos humanos sobre las políticas de seguridad y el uso de la fuerza que utilizó el Estado para contrarrestar la violencia asociada a grupos del crimen organizado, estamos en una espiral traumática.
Maldonado Aranda, doctor en Antropología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señala que los estados en los que históricamente se ha movido el crimen organizado a sus anchas son: Tamaulipas, donde nació el grupo de los Zetas; Sinaloa, que no ha perdido sus bases de poder, así como las regiones del occidente que involucran a Nayarit, Jalisco, Michoacán; así como a Guerrero, Morelos, parte del Valle de México, Veracruz y el Bajío.
Salvador Aranda, autor de tres libros, dos de los cuales tratan temas de narcotráfico, seguridad, territorio y crimen organizado en México, afirma que a pesar de las políticas que se han pretendido cambiar los enfoques de atención a este fenómeno, todo indica que los índices de violencia siguen siendo igual o peores que los años anteriores.
La crisis sanitaria mundial del Covid replanteó prioridades en México. Maldonado Aranda, conferencista internacional y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), Nivel II, subraya que las prioridades presupuestales de parte del gobierno federal se orientaron al combate de la pandemia.
Esto se tradujo en recortes y ajustes a programas como los fondos para el fortalecimiento de las policías, en la contratación, capacitación, seguridad, armamentos y equipos sofisticados de las fuerzas policiacas, fueron recortados, lo que ha repercutido en la debilidad en los cuerpos de seguridad.
“No enfrentar al crimen organizado, para no cometer los mismos errores del pasado, han generado una especie de vacío en ciertos territorios y han sido aprovechados por los grupos del crimen organizado para expandirse a gran velocidad a nivel local y regional, incluso más fuerte que los años anteriores”, subraya.
La impunidad ha sido otro factor importante en esta crisis de seguridad, dice y explica que en estos tiempos de confinamiento por la pandemia, los ministerios públicos redujeron considerablemente la atención directa hacia la gente. Esto se agrava con los recortes presupuestales que se han traducido en falta de personal especializado y de equipo. Buena parte de las denuncias de la población han quedado en el olvido.
*** Premio Nacional de Periodismo 2008 y 2016. Premio Nacional de Locución 2017. Premio México de Periodismo 2013.
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Imagen de portada: Quadratín.