El dictador Daniel Ortega quiere silenciar al escritor nicaragüense Sergio Ramírez
Por Alberto Carbot, periodista
Sergio Ramírez Mercado, el escritor centroamericano, Premio Cervantes 2017, quien hace unos días presentó en la Feria Internacional del Libro de Guatemala su más reciente obra “Tongolele no sabía bailar”, que narra la vida de un mercenario al servicio del actual gobierno —al que se le identifica por un mechón de cabello similar al de la popular bailarina y actriz Yolanda Montes—, ha sido acusado por el gobierno del dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, de “incitación al odio y la violencia, menoscabo de la integridad nacional”, y otros delitos graves.
El propio literato, la noche de este miércoles, hizo público un manifiesto en el que indica que “Las únicas armas que poseo son las palabras, y nunca me impondrán el silencio”.
Sergio Ramírez emitió un comunicado en el que refiere que por los mismos señalamientos “se encuentran presos en las mazmorras de la misma familia muchos nicaragüenses dignos y valientes”.
En 1979, luego de la caída de Anastacio Somoza por parte de los sandinistas, se integró a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y desempeñó el cargo de vicepresidente en 1984.
Presidió el Consejo Nacional de Educación y fundó la Editorial Nueva Nicaragua en 1981. En 1996 volvió a sus actividades literarias y abandonó la actividad política formal.
Ante las acusaciones de Daniel Ortega, señaló que “las dictaduras carecen de imaginación y repiten sus mentiras, su saña, su odio, y sus caprichos. Son los mismos delirios, el mismo empecinamiento ciego por el poder, y la misma mediocridad de quienes teniendo en su puño los instrumentos represivos, y habiéndose despojado de todos los escrúpulos, creen también que son dueños de la dignidad, de la conciencia y la libertad de los demás”.
A continuación el texto de referencia del connotado escritor.
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«La dictadura de la familia Ortega me ha acusado a través de su propia fiscalía, y ante sus propios jueces, de los mismos delitos de incitación al odio y la violencia, menoscabo de la integridad nacional, y otros que no he tenido tiempo de leer, acusaciones por las que se encuentran presos en las mazmorras de la misma familia muchos nicaragüenses dignos y valientes.
«No es la primera vez que ocurre en mi vida. En el año de 1977 la familia Somoza me acusó por medio de su propia fiscalía, y ante sus propios jueces, de delitos parecidos a los de ahora: terrorismo, asociación ilícita para delinquir, y atentar contra el orden y la paz, cuando yo luchaba contra esa dictadura igual que lucho ahora contra esta otra.
«Las dictaduras carecen de imaginación y repiten sus mentiras, su saña, su odio, y sus caprichos. Son los mismos delirios, el mismo empecinamiento ciego por el poder, y la misma mediocridad de quienes teniendo en su puño los instrumentos represivos, y habiéndose despojado de todos los escrúpulos, creen también que son dueños de la dignidad, de la conciencia y la libertad de los demás.
«Como anuncian que van a allanar mi casa, lo que van a hallar es una casa llena de libros. Los libros de un escritor. Los libros de toda mi vida.
«Soy un escritor comprometido con la democracia y con la libertad, y no cejaré en este empeño desde donde me encuentre. Mi obra literaria de años es la obra de un hombre libre.
«Las únicas armas que poseo son las palabras, y nunca me impondrán el silencio».
Foto: Quadratín.