Avanza la militarización; relevan a civiles de la GN

Avelino Granados, periodista especializado en temas de seguridad

Por más que con su discurso el presidente López Obrador intenta convencer de que no hay militarización en su programa para “pacificar” el país, en los hechos continúa con el empoderamiento de las fuerzas castrenses.

Pese a los magros resultados que en materia de seguridad ha tenido la Guardia Nacional (GN), dada su falta de capacidad para realizar labores policiales mientras el país sigue hundiéndose en una espiral de violencia criminal, el Presidente sigue operando para que los militares asuman totalmente las labores de la seguridad pública. 

A la incapacidad mencionada, ahora los elementos de la Guardia Nacional confirman que también carecen de estrategia y de protocolos para operar en la contención de masas, como se ha visto ante la ola migratoria en nuestro país. Y es que a su falta de experiencia tienen además que atender la orden presidencial de mantenerse pasivos ante las agresiones de que son objeto y seguir abrazando a los delincuentes con el argumento de “no reprimir” y respetar los derechos humanos.

Por eso es que, por un lado, López Obrador sigue esperanzado en que el Congreso apruebe el próximo año su propuesta de ley  para que de una vez y ya sin disimulos, la Guardia Nacional dependa directamente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Por otra parte, recientemente arrancó un plan para sacar de sus actividades de seguridad en carreteras lo que quedaba de elementos civiles en la corporación que encabeza el general Luis Rodríguez Bucio para sustituirlos por militares.

Es decir, ya inició el programa para dar la estocada final al reducto de ex policías federales que aún aportaban su experiencia en la nueva y fallida corporación militar. Los que saldrán de la corporación son policías adscritos a lo que actualmente se conoce como Dirección General en Carreteras e Instalaciones y que en su momento formaban parte de la División de Seguridad Regional de la otrora Policía Federal, conocidos, por su origen,  como policías de caminos.

Esos experimentados policías, los más antiguos en la Policía Federal, seguían esperanzados en mantenerse activos confiando aún en las promesas del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. Desde un principio, la mayoría de los mandos de esa sección se dijeron listos para integrarse a la Guardia Nacional e intentaron sumarse a la nueva propuesta. Esa decisión llevó a que en su momento fueran vistos como traidores por las otras áreas de la PF, principalmente por los integrantes de las divisiones de Fuerzas Federales y Gendarmería, quienes fueron los primeros en ir dando de baja.

Al parecer, los integrantes de la División de Seguridad Regional de la PF creyeron en el discurso del presidente López Obrador, quien el 9 de julio de 2019 dijo que la Policía Federal de Caminos (en alusión a la mencionada División) “continuará y sus funciones no serán absorbidas por la Guardia Nacional”, ello, no obstante que la legislación promovida para la creación y operación de ese nuevo cuerpo policial ya decía lo contrario.  (Animal Político, 2019)

Es por ello que éstos policías se habían mantenido realizando sus mismas labores a lo largo de aproximadamente tres años ya con el uniforme de guardias nacionales; sin embargo, la militarización va con todo, incluso en esa estratégica área, por lo que al parecer, ya inició el cambio de mandos en las regiones a donde llegarán militares a encabezar las labores de seguridad en las carreteras el país.

Y es que desde un principio, ante  la falta de claridad en los argumentos de lo que sería la Guardia Nacional vertidos por López Obrador como candidato, la mayoría de los policías federales lo apoyaron con su voto, puesto que tuvieron la esperanza de que solo se trataría de un cambio de nombre. Sin embargo, como pronto se vio, no fue así y, por el contrario, desde que obtuvo la victoria electoral el Presidente inició una campaña de denostación y desprestigio en contra de los elementos federales, con el argumento generalizado de que esa corporación “se había echado a perder”; todo, con la finalidad de ir allanando el camino a los militares y para justificar su decisión de que serían las fuerzas castrenses las que se harían cargo de la seguridad pública del país.

Para ir suavizando el posible rechazo social a que los militares se mantuvieran en las calles, desde un principio López Obrador insistió en que la GN no era una corporación militar ya que estaría bajo el mando de un civil. Pero el resultado conocido por todos fue un bodrio de aproximadamente 100 mil elementos que hasta la fecha no se ha consolidado, debido a que la mayoría sigue cobrando en la Sedena y en la Secretaría de Marina (Semar). Allí se habían sumado unos 25 mil efectivos de lo que quedaba de la denostada PF, de los cuales la mayoría ya fueron dado de baja; solo permanecen algunos trabajadores administrativos y los aproximadamente 10 mil elementos  de Seguridad Regional (Policía de Caminos)

En el marco de la militarización en las carreteras, desde el pasado 03 de noviembre inició el programa para relevar a los civiles por militares. Al parecer, el esquema que concluiría el 15 de diciembre de este año, incluye cuatro fases que van desde la entrega recepción de instalaciones de las estaciones y subestaciones en 18 estados de la República Mexicana, un programa de adiestramiento para el pre despliegue de los integrantes, el relevo de elementos y el inicio de operaciones con los nuevos elementos militares a partir del 16 de diciembre de este año.

En una primera fase general, la estaciones  en las que se sustituirán a los ex federales de caminos por militares son las ubicadas en Estado de México, Baja California Sur, Sinaloa, Nuevo León, Tlaxcala, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Quintana Roo, Chihuahua, Hidalgo, Campeche, Colima, Puebla, Veracruz, Morelos, Querétaro y Tabasco.

Pero si en algún momento los llamados policías de caminos se llegaron a sentir seguros en sus puestos en la GN por lo antes dicho, la verdad es que el Presidente no deja de verlos también como unos policías federales “echados a perder”, no obstante haber formado parte de una institución con 92 años de historia especializados en la vigilancia de las principales vías de comunicación terrestre del país y que fueron la base para formar la entonces Policía Federal Preventiva (PFP), que después se convertiría en la Policía Federal, pero que ahora serán sustituidos por efectivos militares, quienes han concluido un curso de tres meses para operar en esa área.

Imagen de portada, tomada de Internet.

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