Fuego cruzado. Todo queda en familia

Por Gerardo René Herrera Huizar, analista y consultor en temas de seguridad nacional // @HHuizar58

Todo indica que las cosas no marchan bien en el seno familiar del movimiento transformador, los escándalos se reproducen cotidianamente, las ambiciones se evidencian con singular candidez, golpes bajos y fuego cruzado obligan a matizar con simples desmentidos, a la vieja usanza, o con explicaciones tempraneras cotidianas, la trascendencia y gravedad de los hechos.

No es novedoso advertir señales de conflicto interno en el aún joven e inmaduro partido-movimiento en el poder, en el cual confluyen tradiciones, visiones y tentaciones de muy diversa procedencia y le conceden, por lo tanto, una gran diversidad de pensamiento y orientación de difícil homogenización y sobre todo armonía y disciplina que no sea al máximo líder.

Desde el inicio de la administración se han sucedido movimientos que anunciaban desencuentros en la cúpula y que, sin duda, fueron decantándose hacia las estructuras medias que, obviamente, repercuten en la base y consecuentemente en el funcionamiento institucional.

Las renuncias producidas al máximo nivel de la burocracia, Secretaría de Hacienda con Carlos Urzúa; el Instituto Mexicano del Seguro Social con Germán Martínez; Comunicaciones y transportes con Javier Jiménez Espriú; más tarde en la Secretaría de la Función Pública de Irma Eréndira Sandoval; la Coordinación General de Programas sociales del, en su momento, poderosísimo Gabriel García Hernández; en la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República con Julio Scherer y, más recientemente del no menos poderoso Santiago Nieto en la Unidad de Inteligencia Financiera, dan cuenta de las desavenencias internas en el gobierno de la Cuarta Transformación, en donde las lealtades y “el buen comportamiento” ocupan el noventa por ciento y las capacidades el diez por ciento.

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Sea por desacuerdos profesionales, donde la ética y la dignidad suelen aflorar o por escandalillos ventilados regularmente por algún medio de comunicación perverso que pretende enlodar la prístina imagen transformadora, la exclusión de la planilla morenista de pesos pesados que en su origen fueron sostén de la oferta de cambio, no es un buen síntoma, por más que se pretenda revestir con el discurso matinal que todo lo mejora o desmerece, la evidencia es contundente.

A todo suma, ya lo hemos comentado, el aún debatido inicio de la carrera por la sucesión a sólo tres años de gestión.

Cierto que ya no es como antes, el destape, a todas luces se anticipó y ya deja sentir sus efectos en la tenacidad que muestran los ssssusssspirantes para exhibir su denodada entrega en pos del bien de la patria, con sus logros hacer patente su lealtad, mostrar sus aptitudes, su disciplina y, sobre todo, su indispensable presencia para lograr la tan anhelada trascendencia.

El remate a lo que se vive en casa es, aunque no se pueda aceptar, por decoro, buenas costumbres, por la ignominia que recaiga al buen nombre y el qué dirán de los vecinos, son los cañonazos que, muy amablemente, se disparan dos personajes de máxima estatura, exhibidos en paños menores: un Fiscal General, ¿Autónomo e incorruptible? Y un extitular de la UIF, igualmente transparente, honesto y leal. Ambos con la calidad ética para perseguir a otros y que hoy se muerden la cola mutuamente, cuando la lógica, al menos administrativa indica que debían complementarse, mientras el crimen ocupa terreno y se regocija con el desgreñamiento.

Parece que las cosas no están bien en la 4T. Con tanto problema que resolver y estos enseñando la ropa sucia y sus arañones. 

Pero todo queda en familia… Aparentemente.

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